La Blusa, de Bastien Vivès
El problema se ser un semi-genio de los cómics es que acostumbras a tus seguidores a un nivel de exigencia. Entonces, cuando haces algo ligeramente por debajo de la media, dicho fan puede sentirse demasiado defraudado.Eso es lo que pasa con Bastien Vivès, un tipo que ha venido a revolucionar el medio, y que tiene obras sublimes (El gusto del cloro, Polina, Los melones de la ira) pero que con su nueva obra, La Blusa, ha defraudado un poco, al menos al que esto escribe.Remitiéndonos al primer párrafo, debemos dejar claro que nos encontramos ante un tebeo que no se puede considerar para nada un mal tebeo, sino todo lo contrario. Está por encima de la media de lo que se publica cada mes en las librerías. Pero no está al nivel de lo que suele ofrecer el autor. Y más teniendo en cuenta lo ambicioso, de la obra, al menos en su presentación y longitud.Nos encontramos ante una historia que contiene varios de los elementos que caracterizan a Vivès tanto a nivel gráfico como narrativo: protagonista femenina, situaciones cotidianas con un toque misterioso y sexo.Séverine es una chica normal, estudia en la universidad, tiene un novio friki y gana algo de dinero haciendo de canguro. Pero todo esto cambiara cuando, tras un pequeño accidente, se lleve prestada la camisa de seda de la madre del niño que cuida. A partir de ahí, con ella puesta, pasará a convertirse en objeto de deseo de todos los hombres que se crucen con ella. Tendrá que decidir si seguir como hasta ahora o aprovecharse de sus recién adquiridos «poderes».Quizás una metáfora del descubrimiento de la sexualidad, del paso de chica a mujer… no queda claro qué pretende contar el autor. Aunque a nivel gráfico mantiene el tipo, el relato no consigue enganchar al lector y está falto de coherencia en algunos aspectos.
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