Entrevista a Antonio Altarriba
Aprovechamos la reciente publicación de Yo, Mentiroso, el cierre de la «Trilogía del Yo» de Antonio Altarriba para realizarle esta extensa entrevista.– Recientemente, con la publicación de Yo, mentiroso ha finalizado la llamada «Trilogía del Yo». ¿Realmente ha finalizado o crees que la serie todavía puede continuar?Está realmente terminada. Los temas que queríamos tratar han sido tratados, también explorados en las conexiones que mantienen entre ellos. Las intrigas y las relaciones entre personajes no dan mucho más de sí. Hasta hemos matado a los personajes que podrían permitir alguna continuidad. Y yo, personalmente, soy contrario a estirar las series por su explotación comercial más que por su recorrido argumental.– Cuando comenzaste con Yo, asesino, ¿Tenías claro desde un inicio que esto iba a ser una trilogía?No. Pensaba en un único título pero, conforme avanzaba en este primer guion, me daba cuenta de su potencial. Me gustaba la imposición narrativa a la que obliga el relato en primera persona. Tienes a un personaje que también es narrador, ves los acontecimientos a través de sus ojos, es, por lo tanto, un elemento focalizador. Y lo que me parecía más rentable, el personaje actúa al tiempo que reflexiona sobre sus actos. A partir de este recurso formal, en seguida surgieron los campos temáticos sobre los que podía ser interesante trabajar. El asesinato, la locura, la mentira son atributos que se viven en soledad, en cierta medida en secreto. Así el acceso al monólogo interior del protagonista podía resultar revelador, incluso provocador. Y, lo más importante, asesinato, locura y mentira engloban otros comportamientos muy definidores de la sociedad actual, en su cruel realidad y en su hipocresía blanqueadora.– ¿Cómo es tu forma de trabajar con Keko? ¿Por qué lo elegiste como dibujante para esta obra?Cuando llamé a Keko a principios de 2013, apenas nos conocíamos personalmente. Pero tenía muy claro que la historia que me rondaba en la cabeza la tenía que dibujar él y sólo él. Es lo bueno del trabajo del guionista, buscar el realizador más adecuado para la trama resulta tan excitante como determinante del resultado. Ahora que la trilogía está acabada, creo que ha quedado claro que necesitaba el especial tratamiento que Keko hace del blanco y negro. Las masas de negro rotundo, las atmósferas asfixiantes o intrigantes que generan. Afortunadamente, Keko estaba disponible cuando le llamé y aceptó. Descubrí así que no sólo tenía el estilo que me interesaba sino que compartíamos un imaginario muy similar. Han sido ocho años de colaboración y, al final, de una gran amistad. Ni él ni yo descartamos la posibilidad de volver a hacer algo juntos.– ¿Por qué la locura, el asesinato o la mentira (y el arte)?En principio, son comportamientos o taras mal consideradas socialmente. Eso ya nos coloca en el centro de la historia a un personaje éticamente marginal o marginado, a contracorriente del sentir mayoritario. Así quedan justificadas actuaciones y argumentaciones chocantes y, en la medida de los posible, singulares. Por otra parte y aunque condenables, todos participamos de estos rasgos. Todos mentimos, estamos algo locos y hasta albergamos una semilla criminal. Se trata, por lo tanto, de poner al lector frente a un espejo desasosegante. Yo, asesino ¿y tú?, Yo, loco ¿y tú…? De todas formas, la trilogía plantea la mentira como la acción más vil, destructiva, socialmente perturbadora y políticamente alienante. Por eso la mentira culmina la trilogía y, de alguna forma, se impone a la locura y al asesinato.En cuanto al arte es un aglutinante, común a los tres libros, que sirve para reforzar simbólicamente la trama, caracterizar a los personajes por sus preferencias y, por supuesto, como recurso estético. Además, por supuesto, reaviva el alma de cuadro que hay en toda viñeta o el alma de viñeta que hay en cada cuadro.– Yo, mentiroso se ha publicado muy cercano en el tiempo que Primavera para Madrid, de Magius. ¿Lo has leído? ¿Cuáles creen que son las diferencias esenciales entre ambas obras?Sí, leí el libro de Magius cuando salió. Nosotros ya teníamos el guion hecho y Keko estaba terminando los dibujos. Confieso que me alarmó, porque no sólo aborda la misma temática sino que hasta comparte algunos personajes y escenas. Luego pensé que lo raro era que no hubieran salido antes historietas ambientadas en la corrupción, omnipresente en este país y fuente narrativa muy rentable. Las principales diferencias estriban en que Primavera para Madrid se centra en la corrupción madrileña y nosotros apuntamos a un escenario más amplio, España y Europa en general. Magius señala y ridiculiza, nosotros desmontamos los mecanismos de la corrupción. Quizá podríamos decir que Magius es más satírico y nosotros más analíticos.– Cuando leía Yo, mentiroso, no podía evitar cabrearme muuuucho. Parece ser que todos sabemos que hay un partido que ha robado y estafado y mentido y es corrupto, pero aún así, tienen un poder que les permite salir inmunes la mayoría de las veces y, por otra parte, sigue habiendo un grueso de votantes que les vota sí o sí. ¿Qué opinas de esto? ¿Buscabas esta reacción en el público?Sí. No entiendo que hayamos soportado tanta corrupción, tanta justificación insostenible y tanta actitud chulesca por parte de muchos de nuestros políticos. Cuando cuentas fuera de España lo que ha ocurrido aquí, la gente no se lo cree. Además de los que se cuentan, hay otros muchos casos lacerantes en nuestra historia reciente, como el robo de niños, la memoria histórica, la pedofilia eclesial, la muerte o el secuestro de la inteligencia… En España tenemos mucho de qué avergonzarnos y nos quedan muchas cuentas por saldar para recobrar dignidad como sociedad. Estamos muy acostumbrados a la resignación cristiana y a la autoridad caciquil. Me gustaría que las nuevas generaciones pudieran mirarse al espejo de la historia y no encontrarse demasiado feos. Nos falta mucho que hacer en ese sentido, pero parece que algo se mueve.– ¿Ha habido autocensura? En Yo, mentiroso no te andas con chiquitas. ¿Amenazas, denuncias?No, no ha habido autocensura. Las modificaciones en los nombres o en la fisionomía de los personajes principales no oculta nada, más bien establece un juego (bastante sencillo) de identificaciones. Me sorprende que haya habido tan pocos testimonios creativos o intelectuales que denuncien casos o situaciones bochornosas como las que nosotros tratamos. Hemos tragado en silencio carros y carretas. Así que, más que autocensura, ha habido poda de escándalos por ser muchos y en algún caso inverosímiles a fuerza de esperpénticos.Nos advirtieron de que podríamos tener problemas. De momento, sólo hemos comprobado que los medios alineados con los partidos que más se critican (los dos mayoritarios) no se han hecho eco del libro, cuando con otros libros de la propia trilogía sí lo habían hecho. Y sabemos que en Moncloa tienen interés en vernos, pero, de momento, se ha pospuesto. No creo que pase nada. Cualquier denuncia tiene muchas posibilidades de volverse en contra del denunciante.¿Cuánto de real y cuánto de ficción hay en Yo, mentiroso?Como comprobará cualquier lector, todo lo referido a la corrupción política en España es real. Los datos que se ofrecen de casos judiciales, escándalos, actuaciones irregulares. imputaciones y valoración del coste de la corrupción también responden a noticias y a cifras reales. Los métodos utilizados para llevar a cabo la corrupción y las peregrinas justificaciones buscadas por los partidos también obedecen a la realidad demostrada en investigaciones periodísticas y judiciales. La vida privada de algunos personajes de relevancia política sí parte de ficciones más o menos verosímiles. El libro pretende demostrar la omnipresencia de la mentira en nuestras relaciones, sean públicas o privadas. En ese sentido hemos dado por buenos rumores insistentes y hasta hemos inventado algunos comportamientos personales no cotejados. El libro tiene una dimensión política que se denuncia con base muy directa en datos y otra dimensión más personal que se analiza según patrones extendidos de falseamiento. De hecho, por unas razones u otras, en una u otra esfera social, todos los personajes mienten. Menos uno. Pero en eso tampoco creo que nos distanciemos mucho de la realidad. Por educación, por compasión, por inseguridad afectiva, por ambición o por afán destructivo pocos nos libramos de la práctica continuada de la mentira. De hecho, más allá de la mentira político mediática, el libro se ocupa de la mentira generalizada como lubricante social, económico, político y hasta afectivo. Incluso nos mentimos y logramos engañarnos a nosotros mismos.– Para finalizar, ¿Qué proyectos tienes en mente?Estoy trabajando ya en un guion para Sergio García, un dibujante granadino que me parece buenísimo. En Estados Unidos es muy conocido. Ilustra en el New Tork Times o en el New Yorker. Aquí también tiene cosas publicadas. Un simple vistazo a su obra en Internet te deja boquiabierto. Preparamos una historia que tiene como trasfondo la migración de África hacia Europa. Ya están terminadas unas primeras y maravillosas páginas. Después de una larga temporada en blanco y negro, aquí paso al color.– Y una bola extra. ¿Quiénes consideras que son los artistas (nombra al menos un autor de cómics) que más te han influido?Muchos, sobre todo franceses. Por citar algunos, Moebius, Tardi, Fred, Schuiten, Mandrika…
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