Reseña de Tiki Top-Less de Furillo
Atención: esta reseña puede contener palabras mal sonantes, exabruptos, imágenes obscenas y expresiones de mal gusto. Estás avisado.
Autsaider Cómics, que solo nos ofrece crema de la buena, publica por fin una nueva obra de Furillo, Tiki Top-Less después de la aclamada Nosotros llegamos primero. En este caso se trata de una obra más modesta en cuanto a longitud, presentación y ambiciones, aunque sin embargo, gana a la anterior, y a cualquier otro cómic posiblemente, en volumen de tetas gordas, por no decir tetas enormes.
Pero vayamos por partes. El streaptease, o striptis en castizo, es un noble arte cuyos orígenes se remontan al S III a.C aunque su popularización como espectáculo no llegó hasta el siglo XIX en los cabarets parisinos. Una forma de expresión, de danza sensual, donde la mujer (o el hombre), poco a poco, sobre un escenario, va quitándose la ropa, provocando en el espectador el deseo, la lujuria…
Hay mucho arte ahí, y quizás una de las escenas más recordadas sea la de la película Gilda, aunque hay muchas más, por ejemplo, la película de nombre Striptease protagonizada por Demi Moore, o el recordado striptease privado de Kim Basinger en Nueve semanas y media. Pero estamos hablando de un tebeo de Furillo, así que todo lo que de fino, de sensual, de artístico que podría tener este espectáculo es pervertido hasta acercarlo a la realidad de un local de Striptis español, con nombre exótico, eso si, pero donde el glamour brilla por su ausencia. Por el Tiki Top-Less pululan todo tipo de personajes; un peculiar dueño, que parece de vuelta de todo, el camarero, los habituales clientes, todos pajilleros, y las chicas, lo más importante: la explosiva y de tetas imposibles Honolulu Baby, la vieja gloria Lola Las Vegas, haciendo hincapié en lo de vieja o la peluda Miss Hairy Rapa Nui. También está Manila Girl con sus juegos de bolas y Chalada girl .
El día a día de este garito es lo que nos cuenta Furillo con su espectacular estilo gráfico, lleno de detalles, recreándose especialmente en los de mal gusto, en almejas gigantes y avejentadas, en manchas de semen por todo el lugar, o en peleas entre motoristas y bailarinas tetonas al más pulo estilo Russ Meyer. Un festín visual donde lo erótico y lo grotesco se dan la mano dando como resultado otro gran tebeo del ya Maestro, Furillo.
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