Entrevista con el Dr. Alderete sobre su nueva novela gráfica, Olot
OLOT. FICCIÓN Y REALIDAD
OLOT es un cómic fuera de lo común en todos los sentidos. Dr Alderete hace que realidad y la ficción caminen de la mano, haciendo difícil saber a ciencia cierta qué sucesos son verídicos y cuáles han sido elaborados, invitándonos a investigar y a descubrir qué hay detrás de estas historias.
Tras habernos detenido en cada viñeta, en su enorme potencia gráfica, tras leer esos episodios redactados casi como un informe, como un relato técnico, nos surgieron una serie de preguntas. Sobre el proceso de trabajo, sobre los moais, sobre la conexión alienígena de Alederete… Afortunadamente, pudimos hablar con el autor y resolver algunas de ellas… aunque los principales misterios que en OLOT se describen tendrás que descubrirlos por ti mismo.
El origen de tu interés por Olot surge a raíz del moai que allí se encuentra, pero tu interés por los moai ¿de dónde surge?La pregunta del millón. Me pase más de 10 años tratando de encontrar un motivo convincente, viaje a la Isla de Pascua en 3 ocasiones, gran parte de mi biblioteca está dedicada al tema, hice una exposición en el museo Antropológico de la Isla, misma que luego se inauguró en el Museo Nacional de las Culturas de México, y estuvo en itinerancia en varios museos del país; publiqué un libro de bocetos y otro de memorabilia alrededor de la figura del Moai, publique otro con toda una investigación alrededor de la cultura Rapanui llamado Tike’a; tomé un curso con un lingüista ruso que dice estar cerca de descifrar la escritura rongo-rongo (la escritura jeroglífica existente en Rapa Nui) y cuando terminaba cada una de estas actividades, esperaba encontrar la respuesta y/o que la obsesión termine… y ahora llega Olot.Disculpa nuestra ignorancia, ¿hay más moais repartidos por el mundo o el caso de Olot es excepcional?Hay muchos moais alrededor del mundo, el caso de Olot es, particular, digamos. En general, los moais que están fuera de la isla, son falsos en su mayoría. O, mejor dicho, están inspirados en los reales. Los hay reales también y en general han sido robados durante la etapa colonialista europea, como por ejemplo el moai llamado Hoa Hakananai’a que está en el British Museum. El de Olot, fue hecho con piedra volcánica de la Garrotxa, y podríamos pensar que es falso, pero fue hecho por un escultor Rapa Nui llamado Manuel Tuki, y según la tradición isleña. Por eso de alguna manera este moai sí, es excepcional.De los hechos históricos y de los sucesos y crímenes reales que aparecen en “Olot” ¿conocías alguno, como el secuestro de la farmacéutica, o los descubriste al investigar para construir el libro?En realidad, la mayoría de los casos los descubrí en el viaje a visitar el moai, aún no estaba clara la idea del libro, no de este libro al menos. Tenía en mente si, la historia que va amalgamando todos los casos en la novela, pero no sabía que esa historia transcurriría en Olot, hasta que llegué ahí. Fui en busca del moai y terminé en el “tour del asesino serial”.Tal vez por lo desconocido, pero el caso del pirata Maturani es de los más alucinantes en el terreno de las “coincidencias”.Totalmente, si bien me quedaba claro que quería contar la historia del moai de Olot, no fue hasta último momento que logre conectar su historia con el caso de Maturani, y cuando lo hice pareció lo más lógico, casi lo obvio.El fenómeno ovni también es otra de tus obsesiones, tu libro de fotografía “Ritual” gira en torno a ello, ¿cuál es tu postura frente al relato extraterrestre?Lo que me gusta del fenómeno, no es tanto la parte fantástica que puede tener, si no la parte real que viven sus protagonistas. En ese sentido me interesa menos la ciencia ficción que estos relatos, que más allá de si creemos o no, sus protagonistas los viven como reales. Esta situación pone a los relatos de avistamientos o abducciones, en un terreno que es el que me interesa particularmente, cuando la realidad supera a la ficción. Y esa es una constante en mi trabajo en general y en particular en los casos de Ritual u Olot. En todo caso, mi postura va más en torno al “I want to Believe”.En la solapa de tu libro se hace referencia a una frase del autor de Eduardo Bravo, autor del ensayo sobre “UMMO”. ¿Llegó este caso a ser popular también en México?Creo que no realmente popular, quizás si, en los círculos de creyentes ufológicos me imagino.Charles Burns, el primigenio Dan Clowes, Guy Pellaert… ¿qué otro referentes comiqueros se nos han escapado en OLOT?Muchos, pienso además de los que nombras en Philippe Caza, en el portugués Nelson Días, en Guido Crepax, por nombrar algunos clásicos. El Paco Roca de El juego Lúgubre, el Fermín Solís de Buñuel, el Jorge Gonzalez de Dear Patagonia, todos relatos fantásticos basados en hechos reales. Y, si bien la leí por primera vez después de haber terminado Olot, creo que Laura Perez también es un referente. Hay referentes que desconocemos antes de hacer una obra, pero si pensamos que el tiempo es no lineal, pueden serlo también. Lo mismo me sucedió con los directores de cine Lorcan Finnegan y David Robert Mitchell, por ejemplo.Hay algo de aislamiento, de soledad en cada uno de los fragmentos de la historia que parece que contribuye al clima inquietante de esta novela gráfica… ¿puede tener que ver que la obra fuera desarrollada en el tiempo de la pandemia o me lo estoy sacando de la manga?Quizás no de forma consciente, pero claro que la pandemia puede estar presente ahí de manera inconsciente. El guion lo escribí durante el 2019, lo dejé en reposo todo el 2020 para retomarlo y dibujarlo íntegramente durante el 2021. Todo el tiempo atravesado por la incertidumbre que me provocaba la pandemia, por el encierro, por cierta rutina monótona, que finalmente están presentes también en Olot.Es tu primer cómic como autor integral ¿has echado de menos el apoyo/contrapunto de un guionista o por el contrario la soledad te ha hecho fluir más libremente y llegar a lugares imprevistos?Son procesos distintos, pero la verdad disfrute mucho jugar de solista. Me permite dar volantazos inesperados, explorar y explotar ciertas obsesiones, hacer el relato mucho más personal de alguna manera. ¡Ni hablar de los millones en regalías que cobrare yo solo!
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