La aparición del tomo «Muérdete la lengua» de Dave Cooper habrá hecho aflorar recuerdos (y algo de nostalgia) para todos aquellos lectores que vivimos la eclosión del cómic “indie” durante los 90, con nombres como Peter Bagge, Charles Burns, Seth, Daniel Clowes o el menos conocido pero no menos importante, e impactante, Dave Cooper.
De hecho, se podría considerar que, a nivel de dibujo, es el más alejado y a la vez el más rompedor de su generación. Esa obsesión por dibujarlo todo, por dotar a todo de vida, por el exceso, por lo grande, es una marca muy característica que hace que sea fácilmente reconocible de un primer vistazo.
Autor de obras como «Succión», «Escombros» y «Flujo. Predilección por Tina», probablemente su obra magna, ahora La Cúpula nos ofrece en formato tomo una historia que ya fue serializada en la mítica revista «El Víbora». Bueno, realmente dos, la que da título al álbum y otra complementaria titulada Cynthia Pétalo que permanecía inédita en nuestro país.
Lo cierto es que, para hablar del estilo del autor, de sus obsesiones y de cómo dibuja de esa forma tan particular, nadie lo va a hacer mejor que Rubén Lardín en el prólogo del tomo, pero trataremos de aportar nuestro granito de arena.
Lo que encontrarás dentro (y no podrás dejar de mirar)
«Muérdete la lengua» es Cooper en estado puro: humor retorcido, cuerpos imposibles, situaciones sexuales incómodas, costumbrismo malsano y un aire de cotilleo vecinal pasado por un filtro viscoso. Un bloque de pisos donde cada puerta oculta secretos dignos de un reality de David Cronenberg: vecinos que se odian, sexo interrumpido por niños gritones, un padre con un hijo enfermo, y un voyeur que lo observa todo mientras colecciona… cosas.
Y luego está Cynthia Pétalo. Aquí hay que ser claros: es un puro divertimento del autor. Una gamberrada porno con la excusa de una “invasión” alienígena bastante casera, que termina en orgía muy loca en la casa de la protagonista. Lo que subyace es por qué los aliens son tan generosos con Cynthia y si, al final, pedirán algo a cambio.
¿Por qué deberías leerlo?
Porque Dave Cooper no busca gustarte: quiere que te remuevas en la silla, que sueltes una risa incómoda y que te sientas cómplice de su humor negro y de su trazo grotesco y exuberante. Leer «Muérdete la lengua» es sumergirse en un cómic que suda autenticidad, que se ríe de la corrección y que te deja con la sensación de haber espiado algo íntimo, feo y, a la vez, brutalmente humano.
Además, si ya amabas su trazo en «Succión» o «Flujo», aquí vas a encontrar ese mismo amor por lo deforme, por los cuerpos carnosos y las proporciones imposibles y por la incomodidad convertida en arte.
En resumen
«Muérdete la lengua» es como mirar por el ojo de la cerradura de un bloque de pisos habitado por criaturas bizarras y encantadoras a su manera, con un sentido del humor sucio y una narrativa que se balancea entre lo escatológico y lo tierno.
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