Helldorado, de Noé y Morvan

Reseña de Helldorado

Isla de Los Penitentes, S. XVII. Allí viven los indios Syyanas, y allí llegan, en plena fiebre conquistadora las tropas del Capitán Abatirso. Su idea, por supuesto es acabar con todos aquellos «salvajes» pero, además de enfrentarse a los nativos, descubrirán que tienen otro problema quizás aún más grave: una enfermedad tremendamente infecciosa que ataca por igual a unos y a otros. Esta es la curiosa premisa de la que parte Helldorado, obra realizada por Ignacio Noé, Jean-David Morvan y Dragan y que utiliza un posible acto histórico con como fondo para contarnos una historia con tintes de zombies y terror biológico. En un momento como el que vivimos ahora, no podemos evitar comparar esa plaga con la pandemia que estamos padeciendo. Pero aunque la premisa ya de por sí puede parecer interesante, lo verdaderamente bueno está en el desarrollo y en todo los que nos cuentan los autores de estas 148 páginas.

Con un espectacular dibujo de Noé, y no estamos exagerando, que engrandece ya de por sí el resultad final, y un uso del color espectacular, los escritores nos hablarán de como es la cultura de los indios, de como es la de los «matadores», de que la ética y la moral brillaba por su ausencia en ambos bandos, y de que la barbarie y la crueldad estaba a la orden del día. Observar dichos actos desde la mirada moderna puede sorprender, pero lo cierto es que basta con pensar en algunos piases, en algunas civilizaciones actuales y lo mismo no hemos avanzado tanto.

Crueldad pero también ciencia

Otra cosa interesante y sorprendente de Helldorado es la aparición de la ciencia. De científicos, médicos, epidemiólogos que buscan no ya la cura a la plaga, llamada Santa Maladria sino una vacuna, y no dudarán en usar a los indios como cobayas. Aunque el uso que le dan los nativos a sus enfermos tampoco es muy caritativo, ya que los utilizan como carne de cañón a la hora de defender la ciudad de los ataques invasores.

Es, por tanto, Helldorado, un comic muy recomendable, entretenido y absorbente, y un deleite para los ojos. ¿Se puede pedir algo más a día de hoy?