Reseña de La máquina del tiempo, de Carlos Giménez
La máquina del tiempo
Después de muchos años ofreciéndonos obras de carácter realista, Carlos Giménez nos sorprende ofreciéndonos una obra de ficción, en este caso de ciencia ficción, género que no le es, por cierto, ajeno (véase, por ejemplo, «Dani Futuro»). Se trata esta vez de una adaptación de la magistral obra de H. G. Wells, La Máquina del tiempo, una obra que el propio autor comenta es una de sus favoritas y que llevaba tiempo tratando de realizar su adaptación. Sin perder su habitual estilo de dibujo sobrio, en blanco y negro puro, Giménez trata de ser lo más fiel posible al relato original.
Situada a finales del siglo XIX, la historia comienza a ser narrada por uno de los amigos del viajero del tiempo. Incrédulo al principio, cuando este les cuenta sus descubrimientos y les sorprende con la noticia de que ha creado una máquina capaz de viajar en el tiempo, no será hasta que oiga la historia su primer viaje, y sobre todo, le vea usar la máquina, que llegue a creerlo. La historia que este cuenta a sus amigos después de su primer viaje narra como viaja a un futuro muy lejano donde él cree que la humanidad ha evolucionado hacía la perfección. No hay desigualdades sociales, todos los seres humanos son similares, todos son felices… Estos son los llamados Elois. Pero pronto se dará cuenta de que no es oro todo lo que reluce y de que hay otra especie que vive en el subsuelo, haciendo el trabajo que los otros no realizan. Esta otra raza son los Morlocks y quizás no sean tan pacíficos como los primeros. A este aparente conflicto deberá enfrentarse el viajero del tiempo sin perder la capacidad de volver a su propio tiempo, ya que su nave ha desaparecido. ¿Cómo cambiará su visión del mundo actual este viaje? Esa es la verdadera respuesta que dota de significado este relato.
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