Yexus es uno de los nombres más respetados de la crítica y divulgación del país de modo que cada nuevo libro que publica es (o debería ser) todo un acontecimiento. En Frederik Peeters. Cuestión de escala, el divulgador nos acerca a la trayectoria del creador de Píldoras azules en un estudio profundo y ameno que nos deja con ganas de leer (o releer) la obra del dibujante suizo.

¿Qué es «Frederik Peeters. Cuestión de escala»?
Un libro que trata de aproximarse a la trayectoria vital y profesional de este autor apasionante, tan original como imprevisible, pero no suficientemente conocido en España. En Europa tiene algunos de los premios más importantes de la industria pero aquí es valorado solo por una minoría, está cerca de ser lo que suele llamarse un “autor de culto”. Así que mi modesta intención es intentar paliar este relativo desconocimiento en la medida de lo posible. Es decir, con este granito de arena.

¿Cómo nace la obra?
El editor de Spaceman Project, Sandro Mena, cumplió diez años con su sello editorial, por lo que decidió celebrarlo publicando algo distinto, por puro capricho, según sus palabras. Algo que le apeteciera hacer por el placer de hacerlo, independientemente de que fuera comercial o no. Y me propuso escribir un ensayo sobre Frederik Peeters, ya que le entusiasma especialmente su trabajo. A lo que yo accedí encantado, porque coincidía plenamente con mi propio interés en este creador.
Peeters es un autor singular, uno de los pocos exponentes del cómic suizo que ha llegado hasta nosotros. ¿Qué te lleva a elegir su nombre para este proyecto?
Como he dicho, el autor lo eligió mi editor, y con gran acierto, debo decir. Porque precisamente conecta con mi deseo de escribir sobre dibujantes o guionistas de los que no se suelen ocupar otros. Al menos en forma de libro o de monografía extensa, unitaria. Si echas un vistazo a la mayoría de mis títulos verás que no existía ningún otro libro (en nuestro país) sobre Toppi o Breccia, ni siquiera sobre Max, que no deja de ser también minoritario. De acuerdo, Al Williamson era plenamente comercial pero en España apenas ha tenido eco. Incluso Wrightson está ya olvidado para muchas generaciones.
Es decir, a mí no me interesa escribir otro libro sobre Frank Miller, Los Vengadores o Paco Roca, por ejemplo. Y dicho sea con el máximo respeto para quienes lo hacen, por supuesto, que además sí que me gusta leerlos. Pero creo que yo ahí no tendría nada que aportar, prefiero centrarme en nombres como los que he mencionado. No quiero sonar pretencioso, por favor, pero me gustaría que fuera una pequeña contribución para darles más visibilidad.
En el libro haces un análisis de la obra del creador. ¿Qué es lo que más te ha sorprendido al revisar la obra?
Su capacidad para cambiar de registro, formato, técnica o intencionalidad sin perder sus señas de identidad en ningún momento. Incluso cuando trabaja con distintos guionistas se advierte al instante que es una obra de Peeters. Cualquiera diría que lo es al cien por cien, incluso, aun sabiendo que ahí ha intervenido otra personalidad creativa (y no precisamente de perfil bajo), lo que no deja de ser un poco desconcertante.



A través de la obra de Peeters analizas el modo en el que ha ido cambiando el mercado desde sus comienzos.
No siempre este autor es un reflejo del devenir del mercado, de todas formas. Sí que es cierto que a finales de los 90 funda con sus amigos la independiente Atrabile, siguiendo a los sellos alternativos que surgen en Francia tras el declive del cómic tradicional, motivado por un progresivo conservadurismo y demasiada comercialidad. Y que con ellos materializa sus proyectos más especiales, no podía ser de otra forma. Pero, a partir de ahí, trabajará en forma de álbum o de novela gráfica según le convenga, elegirá algunos guionistas de moda y otros no, alternará las independientes con las grandes editoriales como Gallimard, Casterman o Delcourt e incluso publicará con Los Humanoides por el gusto de tener algo en común con su adorado Moebius. En mi opinión, no es un autor que se ajuste necesariamente a las reglas o tendencias de la industria.

¿Cuáles son, para ti, los mejores atributos del creador de «Píldoras azules»?
¿Además de su increíble imaginación y su particular manera de contemplar el mundo? En primer lugar, honestidad, intuición y coherencia. También un evidente compromiso humanista y social, independientemente del tema que toque. Pero, sobre todo, su interés en subvertir los géneros, rompiendo las reglas que los caracterizan para arrastrar el contenido de sus argumentos hacia el terreno de sus propias preocupaciones y su manera de expresarlas.
Además, es capaz de abarcar problemáticas de índole muy personal a través de historias de alcance cósmico pero también al revés. Es decir, tramas intimistas que en realidad tratan asuntos de interés global o universal. Por eso digo que su mirada es como una lente que va del microscopio al telescopio, de lo pequeño a lo inmenso, que es una cuestión de escala. Y de ahí proviene el subtítulo del libro.
Peeters es un autor prolífico que se mantiene en activo. ¿Ha sido difícil mantener su ritmo?
No especialmente. Ya que, después de impactar en Europa con “Píldoras azules”, toda su producción ha ido apareciendo regularmente aquí, incluyendo alguna recopilación de pequeñas obras anteriores un tanto dispersas. Más ha costado encontrar trabajos anteriores a que se hiciera famoso y algunas cosillas colectivas o muy alternativas. Pero si te refieres al contenido, sí que ha sido un poco vertiginoso seguir sus constantes vueltas de tuerca y la sorpresa de leer cada nuevo título haciendo el necesario reajuste mental para abordar temas o formatos totalmente diferentes de los anteriores.

Acabas el libro con una entrevista a Peeters. ¿Cómo ha sido el contacto con el autor?
En realidad, el contacto personal ha sido escaso. Yo le conocí y le entrevisté en el Salón de Barcelona de 2008 y me pareció amable, extrovertido y muy accesible. También participé en una rueda de prensa con él, años después, en Getxo. Pero la entrevista que le hago al final del libro, justo después de terminar el texto principal y por despejar algunas dudas para las que no encontraba respuesta, fue totalmente por escrito. Contactamos con él directamente, gracias a su editorial española, y respondió a mis preguntas en francés. Por lo poco que entiendo ese idioma, debo decir que la traductora ha hecho un trabajo excelente.
Hasta la fecha has escrito varios monográficos centrados en autores americanos. Peeters se mueve en el contexto del cómic francobelga. ¿Ha habido mucha diferencia con respecto a tus obras anteriores a la hora de plantear el trabajo?
Mis libros sobre autores estadounidenses se han referido a Bernie Wrightson, Al Williamson e incluso el personaje de Conan, por lo que realmente la mayor diferencia la marca el paso del tiempo. Es decir, estos son mucho más antiguos y, de hecho, ya habían fallecido cuando se publicaron los libros (aunque bien es cierto que pude entrevistar a ambos antes de hacerlos). Sin embargo, la obra de Peeters ha sido extremadamente fácil de localizar y el propio autor está disponible, como ya hemos comentado. Además, hay mucha más información y datos sobre este último en la red, ya que se han publicado numerosas entrevistas en muchos medios, por ejemplo. O se puede localizar mediante la web material suyo más minoritario o difícil de conseguir.
Pero en los dos americanos me tuve que remontar mucho más atrás en el tiempo solo para conseguir sus obras; en el caso de Williamson incluso hasta los años 40, lo cual ha sido bastante más difícil. También es cierto, como compensación, que al ser dos clásicos consagrados se pueden encontrar más ediciones recopilatorias si se busca bien o revistas antiguas editadas en su país con declaraciones suyas o de sus contemporáneos o material desconocido. Incluso mediante internet, por reconciliarnos con el presente, he podido contactar con autores que les han conocido e, incluso, en el caso de Williamson, con su propia viuda.

No es la primera vez que Spaceman se acerca a la crítica y análisis del medio. Hace años lanzó la revista Ninth. Hoy hay cabeceras como la de «Autores y Autoras de cómic» por parte de Isla de Nabumbu. ¿Crees que hay espacio para cabeceras así?
Debería de haberlo. Aunque hay bastante actividad en formato digital, se echan a faltar las iniciativas en papel impreso. Al menos por una considerable parte del público, entre el que me incluyo, que está a caballo entre la era analógica y la digital, a quien quizá le gusta acudir a las librerías y hojear o comprar este tipo de publicaciones. Hay numerosos libros teóricos, eso sí. Pero en cuanto a revistas o monografías más o menos periódicas, una vez desaparecido el mensual “Z” ya solo queda la veterana “Dolmen”, centrada en un tipo de cómic muy determinado, y ahora la que tu mencionas.
Podría parecer que ya no hay espacio para más publicaciones con la desmesurada oferta editorial que nos inunda. Pero, quizá por eso mismo, interesa que existan más iniciativas de este tipo, que puedan servir para aconsejar u orientar al lector en esa jungla de novedades que se encuentra casi semanalmente en su librería. Aún con la carga de subjetividad que contengan, siempre serán capaces de ofrecer información veraz sobre productos o autores que merece la pena conocer.

La obra se ha aplazado en el tiempo. ¿Cuáles han sido las causas?
En ocasiones ha habido problemas de disponibilidad con las imprentas. También, cuando ya estaba terminado, diseñado y revisado, se publicó la segunda parte de su último trabajo, “Saint-Elme”, por lo que tuve que actualizar el texto. Y, finalmente, la caída de ECC también afectó al editor en el aspecto de la distribución.
¿Proyectos?
Sí. Además de continuar con mi página semanal en El Diario Montañés, de Santander, y de ocasionales presentaciones y charlas en diversos ámbitos, hay otro libro en el horizonte a medio plazo. Porque el editor ha quedado tan satisfecho con el resultado de este que está proyectando convertirlo en una colección de textos teóricos, en la que yo volvería a intervenir con la biografía de otro dibujante o guionista y, por supuesto, se sumarían una serie de especialistas dedicados a otros tantos temas o autores. Todavía es pronto para revelar el que estoy planteándome escoger.
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