Después de habernos ofrecido la interesante novela gráfica titulada «El labo», Lucas Varela y Herve Bourhis vuelven a unir fuerzas en «American Paranoia. La Casa Negra», un fresco de Los Ángeles de los años 60 con un trasfondo de thriller satánico.
Con influencias patentes de «Harry el sucio», nos encontramos con una trama que podría considerarse canónica en cuanto al género policiaco. Una joven detective llega nueva a la comisaria, siguiendo los pasos de su padre muerto. En su primer caso, un asesinato ritual satánico, se verá acompañada por un veterano policía que será el único apoyo, en principio, en una comisaria que es la primera vez que acoge a una mujer policía.

El principal sospechoso es Baron Yeval líder de la Iglesia de Satán y entre cuyos adeptos se encuentran personas adineradas, políticos o famosas actrices. Mientras la trama se complica, la detective Tyler irá haciendo frente a información desconocida referente a ella misma y al pasado de su padre. Todo ello en un ambiente perfectamente retratado por el guion de Bourhis («El Club Estéreo») y el excelso dibujo de Varela, con un San Francisco lleno de hippies, sectas satánicas, policías muy machos y sus calles mundialmente conocidas debido al cine y la televisión
Como hemos mencionado, uno de los aspecto más interesantes de este comic es la ambientación, tanto a nivel argumental como estético. El guionista parece haber tratado de recrear una película de la época, y desde luego lo ha logrado. Tremenda base para un guion. Es cierto que todo es arquetípico, cliché, y la duda queda en si está hecho adrede o que se ha quedado así porque no llegaba a más. El resultado funciona, porque se lee como un tiro, pero deja con la sensación de que podría haber aportado un punto más personal o un giro más profundo. Algunas tramas quedan un poco en el aire, y no sabemos si será porque es in tención de los autores continuar.

No obstante, cualquier posible limitación del guion se ve compensada con creces con el espectacular arte de Lucas Varela, que no para de crecer a cada obra. Su trazo es siempre claro y limpio, pero no resta dramatismo, ni en las escenas de acción ni en las más intimas. Ese trazo tan característico que hace que te sientas en el San Francisco de la época. Y ese uso del color, suave, que hace siempre reconocible su trabajo.
Todo esto hace que la obra se sitúe en nuestra lista temporal de Los Mejores Cómics de 2025. Y es que nos lo hemos pasado muy bien leyéndola, que no es poco.
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