A veces, el trabajo se convierte en una trampa. Y otras, en un espejo deformante de la sociedad. En “No es mi trabajo”, de Jabier Etxagibel y Simonides, publicado por Autsaider, esa frontera se cruza con una sonrisa torcida. El cómic nos lanza de cabeza a la rutina de Jabier, un tipo corriente al borde de la jubilación que intenta sobrevivir al papeleo, la obediencia y el absurdo diario. Lo que empieza como una jornada más acaba transformándose en una historia que mezcla lo cotidiano con lo inquietante, el humor con la crítica, y la resignación con el desconcierto.
La rutina que se tuerce
El cómic arranca en un terreno reconocible: un hombre ya un poco harto de su trabajo, empieza a ver que ciertas manifestaciones y protestas pueden derivar en que el gobierno tome medidas que puedan perjudicarle de cara a su jubilación. Así que decide tomar una decisión, que a él le parece genial, y se despide de su empresa para poder acceder a su jubilación de forma segura. Esto le llevará una serie interminable de tramites, papeleos, idas y venidas que derivará en un fin que nadie se espera.
La magia de “No es mi trabajo” está en esa progresión casi imperceptible del absurdo. No hay explosiones ni giros forzados; solo una sensación creciente de que algo se ha torcido. La historia fluye con naturalidad, y cuando te quieres dar cuenta, estás metido hasta el cuello en una trama que combina humor negro, crítica social y una cierta melancolía. Es como ver una versión más ácida de la vida laboral que todos conocemos, pero con el espejo roto.
El guion de Jabier Etxagibel se toma su tiempo para entrar en materia —quizá un poco más del necesario—, pero cuando despega, engancha de verdad. Y ahí es donde asoma lo mejor de la obra: su mirada sarcástica sobre las estructuras sociales, los absurdos burocráticos y la forma en que aceptamos lo injustificable con un “bueno, es mi trabajo”. Hay ironía, hay ternura, y sobre todo hay una sinceridad brutal en la manera en que Etxagibel retrata a su protagonista.

Un dibujo con voz propia
El trazo de Simonides Ernesto Murillo) es directo, expresivo y con una fuerza visual que no necesita artificios. Su blanco y negro juega con el contraste emocional, y cada rostro, cada espacio, tiene una textura que transmite algo más allá de la palabra.
Y, por supuesto, mención aparte merece la portada. Una auténtica virguería firmada por Simonides que llama la atención desde lejos. Es una de esas cubiertas que atraerán las miradas de cualquier persona que lo vea en una estantería.
La edición de Autsaider está, como siempre, cuidada al milímetro: formato cómodo, papel de calidad y un diseño sobrio que deja respirar el dibujo.

Un retrato entre lo amargo y lo brillante
“No es mi trabajo” no es una obra complaciente, pero sí muy disfrutable. Tiene un humor tan seco como el de una reunión eterna, y una lucidez que golpea con suavidad. Su crítica social es evidente, pero nunca panfletaria; está en los gestos, en las expresiones, en esas frases que cualquiera ha pensado alguna vez en su empleo.
Es de esas lecturas que, sin darte cuenta, te hacen sonreír y asentir al mismo tiempo. Si hubiera que buscarle un defecto, sería ese arranque algo lento, pero lo compensa con creces cuando la historia se asienta. Entonces el cómic brilla, y lo hace desde la incomodidad y la inteligencia.
Ficha técnica
- Título: No es mi trabajo
- Guion: Jabier Etxagibel
- Dibujo: Simonides (Ernesto Murillo)
- Traducción: — (edición original en castellano)
- Fecha de publicación: 11 de septiembre de 2025
- Editorial: Autsaider
- Idioma: Español
- Género: Novela gráfica / crítica social / humor negro
- Páginas: 136
- ISBN: 978-84-129682-6-2
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